Festival Online de Mujeres de Cine 2020: LA VIDA SIN SARA AMAT (Izaskun Montes)

Partiendo de una adaptación de la conocida novela homónima de Pep Puig, Laura Jou da su salto al largometraje con esta historia de transición de una ternura cruda. Previamente, la directora previamente dirigió el corto No me quites, nominado al Goya y coronado con tres biznagas en el Festival de Málaga, y trabajó como directora de niños actores en producciones tan reconocidas como LO IMPOSIBLE de Juan Antonio Bayona, BIUTIFUL de Alejandro González Iñárritu, PA NEGRE de Agustí Villaronga o POLSERES VERMELLES de Pau Freixas.

Pep, de 13 años, está completamente enamorado de Sara Amat, una chica del pueblo de sus abuelos. Una noche de verano, Sara desaparece sin dejar rastro pero al cabo de unas horas, Pep la encuentra escondida en su propia habitación. Es entonces cuando Sara le explica que ha huido de casa y le pide quedarse con él hasta que su huida del pueblo se haga definitiva.

Aunque Pep sabe que el pueblo entero la está buscando, accede y se convierte en su pelele y su cómplice, enamorado y mudo. En consecuencia, el chico se verá obligado a vivir una doble vida: deberá mentir a todo el mundo a la vez que satisfacer las demandas de Sara, quien lo pondrá a prueba y le hará madurar antes del desenlace del verano.

Sara huye porque no quiere convertirse en su madre, casada con un hombre que no quiere. Huye porque no quiere tener nada que ver con los niños de su edad, que ya tienen un futuro marcado, como el niñato del pueblo y futuro politicucho corrupto, o la niña repelente a la que ya se le augura una vida como madre de familia numerosa. Necesita desaparecer, porque está harta de un pueblo en el que todos los caminos ya están marcados. También por eso, y aunque aún es una niña, juega a ser adulta ante Pep, o con él. Nos duele verla tan segura preparándose para la inevitable huida que intuimos acabará mal. Demasiadas referencias a una desaparición anterior, junto con esa seguridad demoledora de Sara de que “a las chicas siempre les paran” al hacer autostop. Los zapatos de tacón aún le quedan demasiado grandes, aunque finja un aplomo de adulta, una certeza absoluta frente a un Pep totalmente subyugado, enamorado de sus ojos y de su pelo.

En esta historia la luz es fundamental a la hora de relatar el paso del tiempo. En el exterior, una luz blanca, intensa como los aromas de verano y estridente como las voces adolescentes o los vencejos. Si embargo, Sara abandona esa entorno infantil y cenital muy pronto en la historia para refugiarse en un tamizado dorado en el que se protege, en el que a veces se cuela un rojo cortante y violento, carnal, que hipnotiza a Pep.

Vemos crecer a Sara en una luz cálida, en un nido que físicamente mengua a lo largo del verano -la habitación, la cama, el libro- para que contraste con su crecimiento interior, su decisión de fundirse en la noche ante las luces de un coche.

LA VIDA SIN SARA AMAT ha sido galardonada con los Premios del Público y Premio de la Crítica en la última edición del BCNFilmFest.

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