El despertar de las hormigas es la ópera prima de Antonella Sudasassi. Una película que desde la primera secuencia nos presenta el conflicto que tiene Isa, su protagonista absoluta (no hay secuencias de otros personajes si no está Isa presente), el punto de vista es el de ella. Cuando en una fiesta de su familia política se desliza la idea de que podrían tener más hijos (tienen dos hijas) y su marido (Alcides) se muestra a favor de esto, algo se rompe dentro de ella. No quiere tener más hijos. La manera de mostrarlo es a través de una ensoñación (tendrá más) que tiene Isa en la que destroza con sus manos una tarta perfecta. La amasa y la empieza a devorar compulsivamente. Es una película sutil, que en ningún momento subraya innecesariamente aquello en lo que quiere hacer hincapié.

Hay en ella poderosas metáforas como las hormigas macho (con alas) que vuelan y se le adhieren al cuerpo durante la ducha o la del pelo. Se corta a sí misma un trozo porque tiene un nudo ingobernable. Es en ese momento el pelo deja de ser algo sagrado y se lo corta también a sus hijas. Isa es un personaje que evoluciona a lo largo de la película pero no se lo comunica a su marido ni a nadie más, lo que le atormentará a lo largo de todo el film. Ella necesita tomar decisiones que le afectan a ella pero también a su familia.
Otra arista es su trabajo. Ella además de hacer todas las tareas del hogar, hace arreglos de costura por encargo y aspira a tener su propio local. Su situación económica a lo largo de la película es complicada. Lo resume perfectamente con la bombilla, la misma que utilizan en la sala de estar, es la que ella desenrosca para llevársela a la habitación habilitada para las tareas de costura y poder utilizarla para trabajar. Llega un momento en el que ella decide que va a comprar otra bombilla para poder trabajar en óptimas condiciones. Viven con el dinero justo para pasar el mes.
Isa también compra en la farmacia unas pastillas anticonceptivas, cosa que no le dice a su marido y que su cuñada encuentra por casualidad. Ahí es cuando su cuñada le pondrá entre la espada y la pared. O se lo dices a Alcides, o se lo digo yo. De ahí pasaremos a un momento en el que ella sale por la noche con una amiga para terminar sola, llorando por su propia situación.

Pero Isa se sobrepone a sus propios miedos y le comunicará a la familia que ella no quiere tener más hijos. Que les quiere, que son su familia pero que no quiere más, que quiere tomar sus propias decisiones, medrar en su oficio, en definitiva, ser la dueña de su vida.
Un guion que funciona como un reloj, una banda sonora, por momentos inquietante y una dirección que promete de cara al futuro hacen de “el despertar de las hormigas” una película muy recomendable y una directora/guionista a seguir en el futuro.