ENTREVISTA A DAN SALLITT: FOURTEEN. WHERE THE WILD ROSES GROW (Izaskun Montes)

Fourteen (2019), en palabras de su director Dan Sallitt, que también nos regaló The Unspeakable Act hace algunos años, puede ser vista de dos formas: o bien como una película sobre la amistad entre dos mujeres que se conocen desde la niñez, mientras una de ellas va separándose gradualmen- te de la otra, o como una película sobre la pérdida.

Las dos interpretaciones, nos cuenta afable y expresivo, son perfectamente válidas. Sin embargo, si escogemos ver la película como una historia sobre la amistad entre Jo y Mara, es fácil caer en el egoísmo de Jo, en la forma en la que se apoya en Mara, que depende de ella en los momentos difíciles pero a la que hace sombra cuando se encuentra más fuerte. Casi como una hiedra que vive aferrada a un árbol al que acaba por ahogar. En este caso, hasta que Mara tiene que distanciarse de Jo por pura supervivencia.

Sin embargo, si entrecerramos los ojos y nos fijamos en la historia con más atención, esa sensación de pérdida de la que nos habla está ahí continuamente: novios que vienen y se van, apartamentos que cambian,…Y una elipsis temporal constante como imagen clara de que el tiempo se nos escurre entre los dedos. Hablamos con el director de la cinta para que comparta sus reflexiones con nosotras aprovechando la proyección de Fourteen en Kresala.

Además de en este recurso, ¿en qué otros podemos encontrar un anuncio de esa pérdida?

En ese plano de tres minutos de trenes saliendo y llegando de la estación he querido reflejar la fugacidad, el hecho de que el tiempo es pérdida, pero también movimiento. Es verdad que el tiempo supone que perdemos amigos, relaciones, familiares o trabajos, pero también que llegan otros.

Me he apoyado mucho en las elipsis temporales por una cuestión práctica rodé la película durante mis vacaciones pero también para subrayar de forma muy cotidiana, muy natural, el paso del tiempo. No me gustaría convertir mis películas en un melodrama. Prefiero que haya una historia profunda bajo la superficie, un amor intenso como en The Unspeakable Act (2012), y que la superficie se mantenga natural, cotidiana. Me gusta que los diálogos parezcan casi improvisados, la verdad.

Obviamente, Jo es una persona muy emocional, pero también es muy buena en su trabajo, y es muy precisa con lo que respecta a las palabras, casi maniática. ¿El trabajar como escritor técnico ha tenido alguna influencia a la hora de construir parte del carácter de Jo?

Sí, supongo que cuando Mara y ella discuten sobre la importancia de usar el término exacto (“ya nadie usa el término literalmente de forma correcta”, se indigna Jo) están hablando por mi boca, aunque diría que se queda en la anécdota. (Risas) 

Lo que sí tenía claro al pensar en Jo era que necesitaba un lado analítico para equilibrar esa tremenda carga emocional. Quería que fuese un personaje que necesita ayuda, sí, pero no por egoísmo, sino por pura necesidad, porque la vida le duele, y se apoya en Mara en busca de ese alivio.

Hablando de apoyarse en Mara, en algunos momentos parece que depende totalmente de ella para asuntos muy básicos, muy cotidianos, y en otros Mara se convierte en un personaje secundario a la sombra de Jo. Llama la atención que Mara parezca encontrarse cómoda en ambos escenarios.

Sí, desde luego. Hay que recordar que la relación entre Mara y Jo viene de muy lejos, y que cuando eran más jóvenes era Jo la que tenía más poder en la relación. Por eso Mara se sigue sintiendo cómoda dando un paso atrás cuando Jo se siente más fuerte. No tiene ningún problema con estar a su sombra, tal como dices.

En cuanto a la ayuda que le presta, es muy obvio que Mara siente que tiene una deuda de gratitud con Jo, y por eso la ayuda incluso cuando todos en su entorno primero su novio, luego su nueva amiga ven su relación como algo dañino.

Excepto la hija de Mara. Ella conoce la historia entre Jo y su madre, y la vive como la vivió Mara.

Exacto. Ella forma parte de esa historia, al oírsela a Mara. Lo que ella siente por Jo, incluso sin conocerla, es lo que sentía su madre por su amiga. Sabe perfectamente que su madre tenía una deuda de gratitud con Jo, con esa niña fuerte y salvaje que salvaba a su madre de los matones en el colegio, que era lo que Mara seguía viendo en Jo a lo largo de toda su relación. Por eso ninguna de las dos veía su relación como los demás lo hacían desde el exterior.

Para acabar, nos gustaría profundizar un poco sobre esto: tanto en Fourteen como en The Unspeakable Act, las historias se centraban en relaciones muy intensas entre personas muy cercanas, en las que una siempre dependía emocionalmente de la otra. ¿Qué nos puede decir sobre esto? 

Yo no me referiría a estas relaciones como tóxicas. Intensas, desde luego. Lo que yo veo es una gran emoción, un amor muy profundo, no una relación tóxica, y es lo que me interesa contar. Quiero contar historias sobre emociones muy profundas de forma muy natural. Quiero poder acabar mis películas con la sensación de que hay un futuro para mis personajes. Mara está criando a una niña, vuelve a escribir, tiene amigas,… por mucho que haya perdido, hay un futuro para ella. Siempre hay un futuro.

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