
LITTLE JOE (2019) supone probablemente la culminación (al menos hasta la fecha) del cine de su directora, la austriaca Jessica Hausner. Es probablemente el mejor exponente de lo que viene siendo su cine: un cine frío, hermético, de atmósferas inquietantes, lleno de ambigüedad, un cine más centrado en plantear preguntas que en ofrecer respuestas. Un cine difícil de clasificar, incluso de encasillar en un único género. Si bien la atmósfera de LITTLE JOE está más cercana al terror, como ya sucediera en HOTEL (2004), el cinismo de sus personajes hace aparecer en ocasiones la comedia, en forma casi de patetismo, como ya ocurría en la anterior AMOUR FOU (2014). No obstante estas pequeñas conexiones con films anteriores, sus películas tienen aparentemente poco que ver entre sí, si bien hay un nexo de unión entre todas ellas: el individuo, revelándose, conscientemente o no, ante su entorno.
LITTLE JOE (2019) supone probablemente la culminación (al menos hasta la fecha) del cine de su directora, la austriaca Jessica Hausner. Es probablemente el mejor exponente de lo que viene siendo su cine: un cine frío, hermético, de atmósferas inquietantes, lleno de ambigüedad, un cine más centrado en plantear preguntas que en ofrecer respuestas. Un cine difícil de clasificar, incluso de encasillar en un único género. Si bien la atmósfera de LITTLE JOE está más cercana al terror, como ya sucediera en HOTEL (2004), el cinismo de sus personajes hace aparecer en ocasiones la comedia, en forma casi de patetismo, como ya ocurría en la anterior AMOUR FOU (2014). No obstante estas pequeñas conexiones con films anteriores, sus películas tienen aparentemente poco que ver entre sí, si bien hay un nexo de unión entre todas ellas: el individuo, revelándose, conscientemente o no, ante su entorno.
Claro ejemplo de ello era ya su primer largometraje, LOVELY RITA (2001). Rita, una adolescente, hija única de una familia acomodada, reta constantemente a sus padres, que intentan por todos los medios que se adapte. Una confrontación que llevará hasta el extremo, con un desenlace más propio de su compatriota Haneke, que de la sutileza que caracterizará el cine de Hausner en películas posteriores. Es probablemente la cinta que más se aleja formalmente de sus próximos films, y por ello la menos absorbente. Si bien el tema que plantea, aun no siendo novedoso, puede ser interesante, el montaje abrupto, y los constantes y bruscos zooms hacen difícil en ocasiones mantenerse dentro de la película.

Todo lo contrario ocurre con HOTEL (2004) su segundo largometraje. Sigue habiendo una protagonista (mujer, como todas las de su filmografía) que no encaja en su entorno. No obstante, aquí la confrontación sí que será más sutil, menos directa, de la que lo fuera en Lovely Rita (2001). Y lo que gana peso, y mucho, es la dimensión atmosférica del film, sello inconfundible en Jessica Hausner. Film que, esta vez si, puede encasillarse dentro del género del terror, funciona mucho mejor por lo sugestivo, la constante sensación de que algo malo va a pasar, que por lo que de atrayente que pueda tener su trama.
LOURDES (2009) supuso el reconocimiento de la cineasta en Europa, y un grado más de madurez en su cine. Aparentemente lejos de sus dos anteriores films, sigue habiendo una protagonista (magistralmente interpretada por Sylvie Testud) que no parece pertenecer a su entorno. Ambientado en una visita a Lourdes, y aun con ciertos elementos de apariencia sobrenatural (esta vez en forma de milagro divino), Hausner realiza su mejor película hasta la fecha. Con unos secundarios mejor perfilados y un cinismo menos burdo que en las anteriores obras, ofrece una afinada radiografía del comportamiento humano.
Libremente inspirada en el suicidio de Kleist, AMOUR FOU (2014) es un film de época. Si bien se inspira en el poeta alemán a principios del siglo XIX, la protagonista vuelve a ser mujer, Henriette, a la que Kleist intentará convencer para que se suicide con él. En esta ocasión será un hecho concreto el que hará que Henriette se sienta desapegada a su entorno, debatiéndose en si unir su destino al del poeta, ansioso por acabar con su infelicidad. Con una bella dirección artística, encuadres compuestos con precisión, planos en su mayoría fijos y un uso del espacio (interior, en su mayoría) magistral, Hausner vuelve a ofrecer una obra llena de frialdad, extrañeza y cinismo; un film imposible de clasificar, que oscila constantemente entre el absurdo y el drama existencial, y que se plantea cuestiones como la posibilidad de la felicidad individual.

Y la búsqueda de una fuente de felicidad es precisamente el punto de partida de LITTLE JOE (2019), film que condensa todas las virtudes de Jessica Hausner y que volverá a confrontar al individuo, esta vez Alice (Emily Beecham) con el entorno. Una confrontación que es en esta ocasión directa, y que se irá dando de forma gradual, siendo parte de la trama, con la ambigüedad y la falta de certezas características de la cineasta. Cuestionándose temas como la felicidad, el uso de la ciencia y la tecnología para la consecución de ésta, o la maternidad, sus personajes resultan más fríos que nunca y el cinismo está tan latente como en sus obras anteriores. Formalmente destaca sobre sus anteriores películas por el uso del color y una banda sonora tan bizarra como certera, que hacen de LITTLE JOE su film más inquietante, además de ser la más compleja, la que más cuestiones plantea al espectador. Y que culmina la retrospectiva a una interesantísima cineasta, cuya obra merece sin duda ser disfrutada.